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07 agosto 2008

Nunca tenemos tiempo

El tiempo muchas veces se convierte en el aliado perfecto para curar males de amores, desavenencias familiares o desgracias personales, pero así como es útil para este tipo de situaciones más o menos anómalas... en el día a día el tiempo es un martillo pilón que nos persigue allá dónde vamos. 

La reflexión (si podemos llamar así a lo que estoy a punto de contar) me vino precisamente estando de vacaciones. Parece absurdo, porque a priori las vacaciones deberían ser (y estoy seguro que lo son) la época del año en la que disponemos de más tiempo para nosotros. Tiempo para dormir la siesta, tiempo para ver a los amigos, tiempo para estar con tu familia, tiempo para tus actividades favoritas, para cenar por ahí... y muchas otras cosas que precisamente... te roban todo ese tiempo del que supuestamente disponemos en vacaciones. 

Al final el resultado de tener los días acotados y muchas ganas de llenar las horas de esos pocos días de vacaciones consigue otro tipo de estrés. Aviso a navegantes... tampoco quisiera parecer gilipollas con mis afirmaciones. Cuando hablo de ese "otro tipo" de estrés hablo de esa dura decisión después de comer: ¿Voy a la playa o duermo la siesta? Si vas a la playa llegas a la noche roto y eso hace que no te quede tiempo para esas otras cosas... pero si eliges la siesta te da rabia perder esas horas en la cama pudiendo llenar esas horas con libros, charlas interminables después de comer o cualquier otra cosa parecida. 

En el fondo el problema sigue siendo el mismo. Cuando estás trabajando no tienes tiempo para "tus cositas", pero cuando llega el tiempo de descanso... son tantas las cosas que quieres hacer que las 24 horas del día (maldita constante) se quedan cortas sí o sí. Lo triste no solo es esto que acabo de contar... lo triste es comprobar la velocidad a la que pasan los días cuando estamos de vacaciones y lo lento que pasan cuando estás trabajando. 

No se si lo habéis comprobado personalmente, pero seguro que cuando un compañero de trabajo está de vacaciones apenas notas su ausencia, y sin embargo cuando vuelve lo primero que le dices es: "¿Ya estás aquí? Pero que pronto has vuelto no?" A lo que el recién llegado debería contestar: "Si, es que cuando se está de vacaciones el tiempo pasa volando" 

Propongo crear la plataforma 36horas... para investigar la forma de alargar las horas del día especialmente en verano, aunque pensándolo bien, también podríamos acortar el invierno a 6 meses para que el resto del año pase antes y podamos disfrutar de esa bendita agonía de no poder hacer todo lo que queremos en verano!!!

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