Que la tecnología es algo cada vez más presente en nuestras vidas no creo que sea algo que nadie pueda discutir. Cada vez nos encontramos con más y más muestras de que la tecnología nos afecta en nuestros quehaceres cotidianos.
Sin ir más lejos, gracias a la tecnología yo coloco y empujo los dedos sobre unas teclas y tu, que estás a cientos, miles o cientos de miles de kilómetros de distancia terminas leyendo el resultado del pulsado de dichas teclas. No me digas muy bien cómo es posible que aquello que escribo lo lean en China, en Colombia y en Suráfrica a la vez, pero aquello de las combinaciones de 1 y 0 todo lo consiguen.
El caso es que los avances tecnológicos están ahí desde los comienzos de la historia de la humanidad, aunque la diferencia con nuestros días es la automatización de la misma. ¿Acaso no es tecnología el cambio de matar Mamuts a pedradas a hacerlo con palos atados a elementos punzantes? Desde luego que lo es... como también es un avance tecnológico que tiempo después (por decir algo) cualquier inconsciente pueda exterminar a millones de habitantes simplemente pulsando un botón rojo (si, como las teclas sobre las que escribo... sólo que rojo y con pinta de peligroso).
Pero es que casi todo lo que hacemos durante el día es tecnología... en mayor o menor medida. Más rústica y comprensible o absolutamente incomprensible para mentes atascadas como la mía... pero pongamos un ejemplo.
Estás en la cama durmiendo (cama no muy evolucionada desde aquellos que dormían en el suelo) y a las 7 de la mañana un pitido infernal te despierta. ¿qué coño ha sido eso? -diría un Neandertal. Eso es un despertador que viene a ser un gallo con mando a distancia, o un gallo inteligente al que le dices: "si no te importa, me despiertas a las 7 en punto, ni un minuto más ni un minuto menos"
Te levantas dormido, pulsas un botón grande (llamado interruptor) y el baño se ilumina de forma milagrosa. Es algo así como "el sol bajo demanda" que permite que cuando haces pis lo hagas dentro de un recipiente grande con un agujero al fondo y que sinceramente no supone mucha innovación frente a cosas del siglo pasado... después le das a otro mecanismo y aparece un torrente de agua que lo deja todo como si allí no hubiera pasado nada.
Vas a la cocina, le das a otro interruptor y... "voilá": ¿también da el sol en este lado de la casa?. Metes un vaso con leche en un aparato que la saca igual que una vaca recién ordeñada, solo que sin las molestias de tener tan grande animal en tu vivienda.
Después a un lugar llamado ducha, dónde tras girar una cosa comienza a caer agua sobre mi (agua que está caliente si giro una cosa con un color rojo y fría si lo hago con una azul). Después de un rato salgo de allí, me seco con un trapo muy gustoso, me pongo ropa encima y me voy a un aparato de 2 metros cuadrados al que -después de pulsar otro botoncito- me translada de forma mágica a una sala que está bajo tierra y en la que tengo un armatoste con cuatro ruedas ... pero esto os lo contaré en una próxima edición de La importancia de la tecnología.
Sin ir más lejos, gracias a la tecnología yo coloco y empujo los dedos sobre unas teclas y tu, que estás a cientos, miles o cientos de miles de kilómetros de distancia terminas leyendo el resultado del pulsado de dichas teclas. No me digas muy bien cómo es posible que aquello que escribo lo lean en China, en Colombia y en Suráfrica a la vez, pero aquello de las combinaciones de 1 y 0 todo lo consiguen.
El caso es que los avances tecnológicos están ahí desde los comienzos de la historia de la humanidad, aunque la diferencia con nuestros días es la automatización de la misma. ¿Acaso no es tecnología el cambio de matar Mamuts a pedradas a hacerlo con palos atados a elementos punzantes? Desde luego que lo es... como también es un avance tecnológico que tiempo después (por decir algo) cualquier inconsciente pueda exterminar a millones de habitantes simplemente pulsando un botón rojo (si, como las teclas sobre las que escribo... sólo que rojo y con pinta de peligroso).
Pero es que casi todo lo que hacemos durante el día es tecnología... en mayor o menor medida. Más rústica y comprensible o absolutamente incomprensible para mentes atascadas como la mía... pero pongamos un ejemplo.
Estás en la cama durmiendo (cama no muy evolucionada desde aquellos que dormían en el suelo) y a las 7 de la mañana un pitido infernal te despierta. ¿qué coño ha sido eso? -diría un Neandertal. Eso es un despertador que viene a ser un gallo con mando a distancia, o un gallo inteligente al que le dices: "si no te importa, me despiertas a las 7 en punto, ni un minuto más ni un minuto menos"
Te levantas dormido, pulsas un botón grande (llamado interruptor) y el baño se ilumina de forma milagrosa. Es algo así como "el sol bajo demanda" que permite que cuando haces pis lo hagas dentro de un recipiente grande con un agujero al fondo y que sinceramente no supone mucha innovación frente a cosas del siglo pasado... después le das a otro mecanismo y aparece un torrente de agua que lo deja todo como si allí no hubiera pasado nada.
Vas a la cocina, le das a otro interruptor y... "voilá": ¿también da el sol en este lado de la casa?. Metes un vaso con leche en un aparato que la saca igual que una vaca recién ordeñada, solo que sin las molestias de tener tan grande animal en tu vivienda.
Después a un lugar llamado ducha, dónde tras girar una cosa comienza a caer agua sobre mi (agua que está caliente si giro una cosa con un color rojo y fría si lo hago con una azul). Después de un rato salgo de allí, me seco con un trapo muy gustoso, me pongo ropa encima y me voy a un aparato de 2 metros cuadrados al que -después de pulsar otro botoncito- me translada de forma mágica a una sala que está bajo tierra y en la que tengo un armatoste con cuatro ruedas ... pero esto os lo contaré en una próxima edición de La importancia de la tecnología.
1 comentario:
http://es.youtube.com/watch?v=KJ5ffSGCoe0&eurl=http://raul00191.wordpress.com/
con todo el respeto del mundo....
azul profundo
Publicar un comentario