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29 diciembre 2008

¿Un hombre un voto?


Anticipo antes de nada que la entrada que tengo en mi mente puede ser varias cosas a la vez:
  1. Absurda, porque en un blog -teóricamente- de marketing, voy a hablar de política
  2. Contradictoria, porque a mi no me gusta la política
  3. Osada, porque además de no gustarme la política, tampoco conozco sus entresijos ni nada que se le parezca
  4. Oportunista, porque está basada en una conversación que tuve el viernes por la noche entre gin tonic y gin tonic de Citadelle (magnífica ginebra por cierto) con mis amigos de Torrelavega de toda la vida
  5. Incendiaria, porque solo hay algo peor que un tonto: un tonto con iniciativa, y precisamente esta iniciativa que me lleva a escribir sobre algo que no viene a cuento, que no me gusta, sobre lo que no entiendo, aprovechando un debate provocado por desconocidas razones y encima polémico.
En fin, que no tiene sentido pero al menos quisiera poner sobre la mesa el debate que tuvimos el otro día para que me deis alguna opinión al respecto.

Veréis, no se como surgió el otro día en la cena que os comento el tema de los partidos políticos. Por definición me parecen manipuladores, mentirosos y en búsqueda de poder constantemente... y precisamente en la facilidad de manipulación que tiene un partido político dirigiéndose a según qué tipo de votante (o ciudadano) viene todo lo que os voy a contar a continuación.

Yo comenté en la mesa que me parecía indignante que con políticas de medio pelo se pudiera "engañar" o camelar a un segmento de la población con evidente poca formación, con evidente poca cultura y de gustos y conocimientos cuanto menos (y no quiero parecer demasiado clasista ni demasiado gilipollas) de corte "simple".

Pero lo que además me parece tremendo es que vivimos en un país en el que ese segmento de la población perfectamente puede representar el 40% de la población. Sobre el papel suena lógico que si esa gente es el 40% de la masa de ciudadanos de un país, decidan lo que le venga mejor -precisamente- a esa mayoría.

¿Pero realmente lo que necesita (dicho con todo el respeto del mundo) Paco el agricultor de cebollas es lo que necesita -políticamente hablando- el país? Bufff... la verdad es que me cuesta creerlo.

Y aquí es dónde viene toda la polémica. ¿Podría inventarse un sistema de votación que pondere o cualifique el tipo de voto? Suena a clasista, a aristocrático y otra vez a gilipollas, pero si le dais una vuelta quizás terminéis como algunas de las voces que en la cena se abalanzaron sobre mi... "quizás es que el sistema de sufragio de la democracia sea lo menos malo". Compro esa frase, pero me parece conformista y poco "profesional".

Además recordaré siempre una conversación con un amigo que conocí en el Colegio Mayor. Su padre tenía una cooperativa de aceite, y justo con el escándalo de corrupción del PSOE (esto fue allá por el año 92) comentó algo así como: "a mi me da igual qué haga el PSOE o cualquier otro. Yo votaré al que más subvenciones me de, porque así ganaré más pasta"

Efectivamente,... tú ganarás más pasta. Pan para hoy y hambre para mañana... y sino os animo a echar un vistazo a los datos económicos en los que estamos inmersos... porque pensando a corto lo único que se consiguen son ineficiencias y situaciones mucho más extremas (ciclos muy alcistas y muy depresivos también)

En fin, que cada perro se lama su cipote, o que cada cual aguante su vela... pero después a quejarse al arco iris...
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9 comentarios:

Anónimo dijo...

sobre las subvenciones está ya todo dicho. Sino hay que mirar las burradísimas que hay con las zonas mineras en Asturias...

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Respecto a lo que planteas... Me considero culto y formado, dificil de engañar, así como te considero a ti, y sin embargo tenemos ideas políticas totalmente diferentes. Dudo que tu sistema triunfase o fuese minimamente viable.

Otra cosa sería la meritocracia. Leete el concepto en la wikipedia, es radicalmente diferente a lo que has propuesto, y una alternativa tan idealista y bonita (e imposible de poner en práctica correctamente) como el comunismo (no mireis al de Stalin o Castro, sino al de Marx).

salu2

Anónimo dijo...

Ostras no puedo estar mas de acuerdo.
Mira lo que escribía hace unos meses en mi blog:

http://agmorte.spaces.live.com/blog/cns!EB8CD4130142D324!264.entry

Pedro Molleda dijo...

Mou, cierto que suena a idealista... pero como dice un amigo... nadie dijo que la vida sea fácil

no se si funcionaría o no, pero si conoces el modo de repartir escaños en la política española verás que se hace algo parecido, pero no en función del nivel socio-cultural ni nada parecido, sino del trozo de terreno en el que vivas

200.000 votos en del pais vasco pesan más (en escaños) que 200.000 votos de murcia, de aragón, de andalucía o de cualquier otro lado

curioso, no?

Antonio, cierto... estoy contigo!

Anónimo dijo...

Exactamente el mismo debate se plantea en la magnífica película protagonizada por Anthony Hopkins y Emma Thompon "Lo que que queda del día" en la Inglaterra del período de entreguerras. Te la recomiendo si no la has visto. Y se escenifica magistralmente.

Si ponderasemos el voto en función de las capacidades, en este caso intelectuales, no es menos cierto que siempre regiría la misma clase social, aquella que disfrutando de más privilegios en el punto de partida, léase posibilidades económicas, tiene mayores opciones para obtener una mejor educación, formación, puestos de trabajo... y se reproduce a si misma.

En términos generales, naturalmente con sus excepciones.

¿Y cómo se evaluaría la capacidad?

Aunque sí es cierto que por ejemplo yo mismo, en el campo de la economía poco puedo opinar. Pero como los que antes habéis escrito, poseo cierta capacidad crítica para hacer caso a este u a otro que me hablen de economís. Sin embargo hay mucha gente que carece de ella.

Aun así, todos, incluso con capacidad crítica y de análisis, no siempre obramos de manera racional y también somos engañados.

Al final una de las pocas cosas que tiene cualquier hijo de vecino para influir en la vida política es su derecho a que su voto cuente tanto como el de los demás. Igualdad.

No sería democracia si aplicasemos esos baremos, sería otra cosa.

Sobre los vicios y perversiones de la democracia, creo que son los vicios y perversiones del propio ser humano.

Y como no soy partidario del pensamiento único, plantear el debate siempre me parece positivo.

Pedro Molleda dijo...

José Luis, esperaba tu aportación precisamente en este tema político y controvertido

Totalmente de acuerdo con algo que dices, y es que el voto es una de las pocas fórmulas que tienen los ciudadanos de a pie para poder influir en el camino del país... pero yo no digo que no influyan, sino que lo hagan de modo ponderado... es decir, quizás los votos de los 10.000.000 de gente de "características x" valgan lo mismo que los 7.500.000 ciudadanos de "características y"

como digo, no conozco la solución... solo planteo la posibilidad de alternativas viables que eviten el extraño (y manipulable) balanceo que existe en la actualidad

gracias por comentar... añado tu blog a la sección "amigos del blog del marketing"

salu2

Anónimo dijo...

a todas esas personas interesadas en este tema no olviden de visitar http://www.fen.espol.edu.ec encontraras cosas interesantes ESPOL.

Para Entretenerse dijo...

Sin entrar en temas políticos, simplemente comentar que NO todos los votos valen igual.

Un escaño en Teruel necesita menos votos que en Madrid (por ejemplo)

http://paraentretenerse.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Para mí todos los votos son iguales. qué diferencia hay entre una persona de clase social alta que vota a la derecha para que le bajen los impuestos, y una persona de clase social baja que vota al psoe en andalucía para que seguir teniendo el per? (por ejemplo).

Yo creo que la inmensa mayoría, al votar, mira su propio ombligo,se deja llevar por sus propios intereses, independientemente de su capacidad intelectual, de su nivel económico, de su formación...

Por lo que no entiendo el por qué unos intereses deberían valer más que otros.

Pedro Molleda dijo...

paraentretenerse, como he puesto en mi comentario es cierto que un hombre no es un voto desde el punto de vista que los escaños varían en importancia dependiendo de la importancia asignada a la región de turno

totalmente de acuerdo...

Anonimo, no estoy del todo de acuerdo contigo... y si lo estoy a la vez. Pero creo que la situación actual es una de las menos malas, pero seguramente no sea la ideal

Salu2

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