El otro día, al llegar a casa después de dar un paseo con mi mujer y los niños por el centro comercial que tenemos cerca, me encontré con la sorpresa de que se habían saltado los plomos.
En principio nada grave, pensé. Intenté poner los fusibles en su lugar, pero volvían a saltar. Mala cosa, pensé. Pero probando a subir unos y dejar abajo otros, finalmente descubrí que al menos teníamos luz en casa, así que nos pusimos en marcha para bañar a los enanos, darles de cenar, y acostarles...
Pero pronto nos dimos cuenta de que la electricidad es bastante más que el mero hecho de tener luz. Por de pronto no había calefacción ni agua caliente, con lo que la primera preocupación sería bañar a los niños. Bueno, calentamos agua en la vitrocerámica (que por suerte funcionaba) y ya está. Así hicimos, y después de 4 o 5 rondas conseguimos llenar la bañera y bañarles.
Pero la casa estaba enfriándose, no había televisión, ni teléfono, ni microondas... y antes de ejercer de superhéroe llamé al seguro para que me enviaran a un electricista de urgencias (era el viernes, 21.30) con el riesgo de que me "soplara" 300 Euros por cuatro cables.
Finalmente llegó en media hora y tras un proceso de prueba y error, localizamos el problema. Un soporte de 4 enchufes estaba dando el cortocircuito. Lo cambié por otro que tenía en casa... y asunto arreglado (y encima gratis gracias a que estaba cubierto por el seguro).
Pero lo realmente increible es que por tener estropeado una serie de enchufes nos quedemos sin agua caliente, calefacción, televisión, por supuesto internet, microondas, aire acondicionado (por aquello del frío-calor) y teléfono.
Antes cuando se les iba la luz a nuestros abuelos ponían velas por la casa y todo solucionado...ahora la cosa ha tomado otra dimensión... y es que no somos nadie!!!
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