Hoy hemos pasado uno de esos días donde te das cuenta de que ya no eres un niño (por si había alguna duda al respecto la vida se encarga de recordártelo de vez en cuando). No voy a hablar de cosas donde se demuestre de forma evidente que ya no somos lo que éramos, como podrían ser las juergas continuadas con milagrosas recuperaciones al día siguiente, las horas y horas haciendo deporte de alto nivel o cosas así.
Hoy me he dado cuenta de que ya no soy un niño porque tengo que tomar decisiones de verdad. No hablo de decisiones en el ámbito laboral (de esas tomas en mayor o menos medida cuando te sientes un adulto pero sigues siendo un niño). Hablo de un tema que hemos sacado en la sobremesa con unos amigos, y no es otro que el de la elección del colegio de tus hijos.
Como buenos padres, siempre queremos lo mejor para nuestros hijos, pero como suele ocurrir en la vida no se puede tener todo (o al menos no es fácil tratar de tener todo a la vez). Es lo que ocurre cuando te enfrentas a la decisión de abordar la educación de tus hijos. Intentas que:
- vayan a un buen colegio
- que no les quede muy lejos
- que reciban una buena formación académica
- que tenga actividades deportivas
- que contemplen la educación bilingue
- que tengan unos valores y se los inculquen a los niños desde pequeños
- que tengan un buen servicio de comedor
- que tengan horarios flexibles
- que sea accesible económicamente
- etc, etc, etc.
Los criterios pueden ser miles (tantos como personas), pero por suerte o por desgracia no se puede tener todo, y si existiera ese colegio perfecto, estaría hasta arriba de gente, con lo que vamos a tener que priorizar aquellos criterios que consideremos prioritarios para el futuro de nuestros hijos... pero también ahí habrá mil y una opinión. Mil y una decisiones igualmente válidas y respetables.
Nosotros preferimos una buena base de educación que se centre en la persona (obviamente eso no significa que tengamos que renunciar a las otras cosas) y la verdad es que un trimestre y pico después de la elección seguimos encantados con la cercanía del personal del cole, con la educación que está recibiendo nuestro peque y con la gente (importante) que tenemos alrededor. Además -si quisiéramos- tenemos la opción de que nuestros hijos estén en en el colegio hasta su incorporación a la universidad.
¿Y tu? ¿A qué tipo de cosas no estás dispuesto a renunciar cuando buscas el colegio de tus hijos? Si tu respuesta es que quieres que estudie en un colegio bilingue y vives en la Comunidad de Madrid, te interesa este spot de la concejalía de educación que he recibido gracias a Laura, de R* comunicación.
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