Independientemente
de cual sea tu respuesta a la pregunta que encabeza este post, la realidad es que las opciones que se plantean a los
“viajeros del S.XXI” son cada vez más casposas.
Los tiempos que
corren, y –por qué no decirlo- la proliferación de nuevas compañías en los
últimos años, fruto de una bonanza económica desmesurada, han hecho que lo que
antes tenía un cierto toque de diferenciación (por no llamarlo glamour) haya
dejado de tenerlo, para convertirse en un “transportador de cuerpos”. Me refiero
al avión como medio de transporte
Pero
evidentemente hay dos tipos de viajes en avión. Los viajes de corto recorrido,
y los de largo recorrido. Las alternativas que manejamos cambian radicalmente.
Mientras que para las segundas, apenas tenemos otra opción que meternos en un
avión (cueste lo que cueste, y le guste a quién le guste), para los viajes de
corto recorrido hay un montón de opciones y alternativas.
Vamos a
considerar que los viajes de corto recorrido son “locales”, entendiendo por
locales, por ceñir un poco más el ámbito de análisis, aquellos que puedan
circunscribirse dentro de España como la península (excluiremos por razones
obvias las Islas Baleares y las Canarias). Si de este tipo de viajes hablamos,
podemos concluir que si estás en Madrid , por estar casi en el centro
neurálgico de la península y además estar dotado de la mejor red de
infraestructura y conexiones con la mayoría de las capitales de provincia, casi
cualquier viaje en el que podáis estar pensando, está a “una horita de avión”.
¿Cuáles son las
alternativas con las que contamos si queremos plantearnos otros medios de
transporte? A saber, las siguientes:
-
El
tren
-
El
AVE (tren de alta velocidad), con la limitación de “destinos” existente en la
actualidad
-
El
autobús
-
El
coche
La verdad es que
visto así, la elección de una alternativa quedará sesgada por uno de los
siguientes criterios de decisión (en lo que a lo “racional” se refiere, ya que
evidentemente no consideraré las razones “sentimentales”):
-
Precio
-
Tiempo
Si queremos buscar
un sustitutivo al avión en base a la variable tiempo, apenas nos queda una
opción, y se llama AVE (tren de alta velocidad), pero tenemos limitaciones de
destino evidentes, ya que actualmente sólo podremos ir en AVE a destinos como
Sevilla, Córdoba, Ciudad Real, Puertollano, Málaga, Barcelona, Lleida,
Zaragoza, Valladolid… y seguramente me dejo algún destino intermedio entre
Madrid y dichas ciudades). El AVE tiene la ventaja que te deja en el centro de
la ciudad a la que te dirijas, y el tiempo neto de “desplazamiento” es parecido
al del avión, si computamos también los tiempos de estancia en aeropuertos,
desplazamiento hasta los mismos, etc.
Por norma
general los precios del avión
(considerando que hay competencia en dicha industria) se han reducido en los
últimos años, gracias a la llegada de las low-cost como Ryanair, Easyjet,
Vueling, etc, y a la adaptación de las aerolíneas de siempre a la situación de
precios que les planteaban dichos competidores, lo que terminado en EREs en
algunas compañías, y quiebras en otras que no han sabido o no han podido
adaptar su estructura de costes e ingresos al nuevo escenario establecido.
Y las que han
conseguido (o están tratando de) adaptarse, lo hacen a costa del servicio y de
los clientes que eligen seguir confiando sus viajes locales en ellos. Y si no
me crees o no sabes a lo que me refiero, te animo a que viajes con Iberia a
cualquier destino y a cualquier hora. No te servirán gratis ni unos míseros
cacahuetes (cuando en otras compañías sin los problemas de Iberia, si
encontrarás). En el fondo, dichas compañías se han agarrado a la palanca de los
costes para poder competir con las low-cost, y como su propia palabra indica,
la naturaleza y la estructura de costes de estas últimas, es claramente más
liviana que los grandes elefantes de la aviación, así que les auguro un fracaso
sonado por el mero hecho de no elegir la diferenciación como alternativa
(aunque admito que es fácil escribir sin tener los números en la mano, y es
posible que tampoco así lograran salir del atolladero en el que están sumidos
actualmente)
También es cierto
que hay cierta herencia del pasado en cuanto a lo que el consumidor podía
esperar (y definitivamente echa de menos) en los viajes en avión. No queda ni
rastro de ese toque de distinción de hace tiempo. Recordad cómo acudíamos a
pavonearnos en nuestros viajes de negocios por las salas VIP de los
aeropuertos, o cómo la gente volaba en Business o en Primera, y aquello era más
que una mierda de cortina que se iba moviendo en función del número de personas
que sencillamente querían algo más a cambio de un precio más alto
–diferenciación.
En el AVE tampoco
os regalarán nada (quizás unos polvorones en navidad y los cascos para poder
ver la película), pero para eso tienen habilitado un vagón restaurante del que
nadie se queja, porque además tiene un componente social que no está permitido
en los aviones por cuestión de optimización del espacio disponible.
Por precio la
opción es evidente. El autobús es tu opción… pero prepárate a pagar cada uno de
los euros que te vas a ahorrar en forma de parada en destinos inhóspitos o en
forma de interminables viajes con una mayor exposición a “elementos externos de
poco control”, como pueden ser los atascos salvajes en las temporadas altas
(Semana Santa, Verano, Navidad, etc), los accidentes que te puedes encontrar en
tu marcha o los fenómenos meteorológicos adversos especialmente en invierno
(nombremos la lluvia, pero ni que decir tiene que lo que aquí afecta de verdad
es la nieve)
Entre uno y otro,
está el coche, pero requiere atenciones al volante, y estás sometido a los
mismos “EPC” (elementos de poco control) del autobús, aunque al menos, tienes
cierta capacidad de decidir por ti mismo, cosa que en el caso anteriormente
nombrado (salvo relación directa con el conductor del autobús, no tendrás).
Además, en el caso del coche, hay que considerar que salvo que tengas coche de
empresa con coste de mantenimiento 0 y gasolina gratis (o casi) hay un coste de
deterioro del vehículo que irá incrementándose a medida que le hagamos más km
al mismo, aparte de que no resulta un precio excesivamente competitivo contra
el tren tradicional (no el AVE), ya que a fin de cuentas, y a consumos medios,
sale prácticamente igual … pero puede salirte más caro si te multan… o mucho más,
si tienes un accidente.
Así que… ¿cómo
dices que vas a hacer tu próximo viaje?
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