Ya he hablado otras veces sobre la actitud que deberíamos tener en los momentos en los que surgen ante nosotros oportunidades de mejora continua. Realmente deberíamos tener los ojos y las orejas siempre "abiertas" a nuevas oportunidades para seguir mejorando nuestras capacidades, y para convertirnos en mejores profesionales.
Un máster siempre es una opción atractiva, sobre todo en estos momentos, en los que casi cualquier candidato a un puesto de trabajo medio o alto, lo tiene. Recuerdo cuando hice un MBA en una prestigiosa escuela de negocios, allá por el año 1999, que cuando ibas a las entrevistas, aquello era algo diferenciador que, en cierto modo, te colocaba en una mejor posición que otros candidatos.
Hoy en día todo el mundo tiene un máster, así que hay que buscar la forma de que aquel que decidamos cursar tenga un componente que te posicione mejor que el resto. Y creo que en este aspecto, realizar un máster en dirección de empresas internacionales, puede ser una buena idea. ¿Por qué? Entra otras cosas, porque con el grado de globalización existente, hay que entender que tus casuísticas locales pueden no tener ninguna influencia en un negocio global. Hay que entender las distintas estrategias de negociación de los distintos países.
En el fondo es una comprensión más profunda de las culturas de empresa. O incluso de la cultura empresarial de un país (o continente). Siempre he escuchado que los chinos no son nada respetuosos con lo que firman, y que para ellos el acuerdo que hayas alcanzado se convierte en papel mojado al día siguiente de haberlo firmado. Sin embargo, esto no ocurre igual en todos los países. También está el tema de los trámites legales y salvoconductos que puedan existir para llevar los negocios a buen puerto, los impactos de la divisa, el riesgo-país, etc.
Con el auge de nuevos mercados (como puedan ser Rusia, China, Brasil, India, etc) parece ser el mejor momento para mirar hacia fuera más de lo que lo hacíamos hasta ahora.
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