El último de ellos convierte un karaoke privado en un estudio de televisión, con la posibilidad de que los cantantes demuestren su arte en Time Square, el electrónico del Madison Square Garden. En mitad de la actuación, aquellos que tienen el micrófono en la mano tienen que elegir entre seguir cantando para su grupo de amigos, o hacerlo para más de 80.000 personas en ese mismo instante.
Algunos se echan atrás. Y otros valientes dan el paso y terminan siendo protagonistas por unos instantes. Está bien el viral, pero creo que con esa gran idea podían haber hecho algo muchísimo más llamativo.
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