La iglesia necesita un cambio. O dos. Realmente necesita
hacer una especie de reconstrucción como si de una gran empresa se tratara
Realmente creo que lo que la iglesia necesita es un plan de
marketing 360º que tenga foco en lo que a priori se centraron. Sus clientes…. Podemos
llamarlos creyentes, feligreses o como queramos, pero no dejan de parecerse a
los clientes de una empresa que, atraídos por un producto o servicio, o por las
bonanzas de los mismos o de la propia marca, repiten y terminan fidelizados a
la misma
Seguramente en el Vaticano les vendría bien hacer un MBA en
una de esas prestigiosas escuelas de negocio, para que les ayudaran a entender
como fidelizar a sus clientes. Porque recuerdo que hace unos años, cuando iba a
la iglesia con frecuencia, cuando el representante de la marca hablaba, la
gente escuchaba atentamente e incluso respondía con mayor o menor fervor…
dependiendo del mix de consumidores que se encontraran entre e público.
Falta convicción. Falta ilusión. Falta sangre nueva. Tanto
entre los feligreses o clientes, como entre los propios representantes de la
marca, o sacerdotes. Unos y otros han adoptado la postura más cómoda y a la vez
irracional. Se limitan a cumplir con su papel, sin salir de una zona de confort
que les llevará a la crisis absoluta.
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Incluso pueden estar dispuesto a pequeñas dosis de
irracionalidad (muy típicas de la iglesia en según qué momentos). Pero no.
Resulta que sus máximos dirigentes se encuentran presos de la mole que han
creado. Es un monstruo tan grande y
pesado que no tiene capacidad de cambiar en las cosas más pequeñas. O quizás
si, y el juego de señales de humo que vemos desde la llegada de su nuevo CEO,
Francisco pueda ser un motivo de alegría para una institución que en mi
opinión, está al borde de la quiebra de clientes.
Si la Unión Europea ha tenido que acudir al rescate de
países al borde de la banca rota y en situación de quiebra técnica e
institucional… ¿quién acudirá a rescate de la iglesia? Quizás sea el momento de
llamar a Batman y a sus amigos los super-héroes, porque creo que esto no lo
salva ni Dios
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