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14 octubre 2014

Algunos hombres buenos

La vida es un conjunto de decisiones que has de tomar casi desde que naces. Algunas veces de forma inconsciente y otras con cierto nivel de meditación o reflexión.

Depende mucho de tu personalidad (si, esa que se supone que se forja desde que naces), que el proceso de toma de decisiones en el que estás metido desde pequeño sea algo sencillo o sangrante.

Pero tu eliges (casi siempre). 
  • Eliges si actúas por convencimiento o por intereses. 
  • Eliges si tu prioridad es el trabajo o la familia. 
  • Eliges si te mueves a corto plazo o a largo plazo. 
  • Eliges si tienes niños o no. 
  • Eliges ir a pecho descubierto o con las cartas marcadas
  • Eliges si eres fiel a tu pareja o infiel. 
  • Eliges tu equipo de fútbol favorito
  • Eliges si estar en un trabajo o en otro (si puedes)


Casi cada cosa que haces a partir de un momento de tu vida es una decisión. Personal e intransferible. A veces inconscientemente tomamos decisiones que condicionan las siguientes. La vida es un arbol de decisión del que casi siempre somos responsables (salvo que queramos echarle la culpa al "arco-iris", cosa bastante frecuente según por quién)

Pero ¿qué es lo que nos mueve a tomar todas esas decisiones? ¿Qué nos hace elegir una cosa o la contraria? 

En mi opinión lo que vemos alrededor nos condiciona. El entorno y nuestra educación son claves en las decisiones que tomamos. No siempre somos capaces de entender esto. Sobre todo cuando somos adolescentes no entendemos que nuestros padres (a mi me pasó) insistan en qué entorno o grupo de amigos nos convienen más si ven que en un momento dado, nos desviamos del camino que teníamos aparentemente marcado.

En el trabajo también tenemos que elegir constantemente. Elegimos si queremos pertenecer a algún lobby (con sus ventajas e incovenientes) o si preferimos ir por libre (idem). Elegimos si queremos destacar y movernos a 10 cm del suelo, o hacer las cosas bien y pasar más inadvertido. Elegimos si queremos sobrevivir a base de puñaladas o con el trabajo y el convencimiento de hacer las cosas que nuestros valores nos dicen son las adecuadas.

Yo tengo claro cual es mi camino. Me vaya bien o no, mi elección es la de hacer equipo. Colaborar con los que me rodean. Ser buena persona y actuar conforme a lo que creo que es lo correcto. Aunque a veces te ponga en riesgo. Aunque a veces te lleves puñaladas por la espalda. No digo que nos movamos por el alambre sin red... pero si manejando los riesgos de pasar de un edificio a otro sobre un trozo de cuerda.

Porque la realidad es que los equilibristas están en peligro de extinción. Igual que solo quedan algunos hombres buenos

(Que conste que este post no viene derivado de ningún tipo de problema en mi trabajo ni en mi vida... digamos que es fruto de años de recorrido. Una reflexión en alto)


4 comentarios:

mercedes a. dijo...

Buena decision.Soy fan.Me encanta tu blog.Sigue asi

Pedro Molleda dijo...

gracias mer

bss

Anónimo dijo...

Yo te aplaudo, es muy buen artículo,muchas gracias Pedro.

Pedro Molleda dijo...

Gracias anónimo!

salu2

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