Si, uno de esos señores que tienen muy buenos contactos y
que a veces pueden dar su opinión a “los que mandan” en empresas grandes.
También les llaman asesores, aunque pocos son lo suficientemente profesionales
como para asesorar de verdad. Para mojarse con sus opiniones y ser incendiarios
si la situación así lo mereciese.
Y entonces, ¿por qué los consejeros no dan consejos? ¿por
qué los asesores no asesoran? Seguramente por el mismo motivo que los políticos
trincan a manos llenas y nunca pasa nada. Nadie denuncia al ver como su vecino
se está forrando a costa del dinero de los contribuyentes, accionistas,
proveedores ávidos de llenar de dinero sus bolsillos, etc.
En el fondo es un problema de cultura. En España vivimos
desde siempre en la cultura del pelotazo, y hace décadas que se ha perdido la vergüenza.
Aquí se roban 1.200 millones de Euros (presuntamente) en el escándalo de los
EREs de Andalucía y no pasa nada. Aparecen señores que se van de putas con el
dinero de los accionistas de Bankia y tampoco pasa nada. O se construyen
aeropuertos, kilómetros de AVE a lo largo y ancho de nuestra piel de toro…
y nunca pasa nada.
Sin embargo, en EE.UU o en Inglaterra los políticos (con más
sentido democrático y con más dignidad que los nuestros), dimiten ante una
multa por exceso de velocidad o por haber sido pillados conduciendo
sobrepasando los límites de alcohol permitidos por la ley. Y yo –que debo tener
el colmillo retorcido- me imagino a los políticos españoles descojonados de la
risa sentados en un cómodo y caro sofá, con un puro en una mano y la otra
entretenida en acariciar a su gato. Igual que “el malo” de esos dibujos
animados que seguramente recuerdes, el Inspector Gadget.
Volviendo al asunto de mi próximo trabajo –el de consejero
de una multinacional- advierto a aquellos que quieran que yo, una persona
normal e íntegra, con valores del siglo pasado basados en la honestidad,
honorabilidad y el valor de las cosas bien hechas, forme parte de dicha
multinacional con título de consejero, que a cambio de esa jugosa retribución
que amablemente recibiré por tener un par de reuniones al año, daré mi opinión
franca y sincera sobre lo que vea a mi alrededor. Os guste o no.
Si todos
pusiéramos de nuestra parte para hacer lo correcto la cosa podría cambiar. Sin
embargo, si preferimos trincar la pasta y mirara para otro lado tan solo
concentrado en la siguiente asignación, entonces será imposible cambiar el
status quo de una clase política y empresarial corrupta y amoral donde sus
máximos dirigentes olvidan que no está bien morderle a la mano que te da de
comer.
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