Este fin de semana hemos pasado unos días increíbles en
Milán. La ciudad que todos catalogan de forma automática como “fea” o “industrial”,
es una bonita sorpresa para el turista que –como nosotros este fin de semana-
la visita de la mano de amigos y además residentes.
Qué importante es conocer una ciudad de la mano de los que
la han aprendido a vivir antes que tu. Es evidente que Milán no es comparable a
ciudad de la entidad monumental que Roma o Florencia, pero es una moderna
ciudad europea que poco tiene que envidiar a otras grandes capitales como
Berlín, París, Londres, Madrid o Barcelona, por citar algunos ejemplos.
Pero no vengo a hablar de lo mucho que nos ha gustado Milán,
sino de cómo la ciudad está en una vorágine de obras de cara a hacerse el
clásico “lavado de cara” previo a la Expo universal que tendrá lugar desde
primeros de Mayo hasta el mes de Octubre del próximo año 2015. Por todos los
lados encuentras obras. Aceras levantadas y hasta antiguos canales desenterrados
y encauzados de nuevo.
Parece ser que Milán era una ciudad con un montón de
canales, pero en la época de Mussolini sencillamente se taparon (en vez de
secarlos y soterrarlos). Por eso seguramente te sorprenda los
mosquitos-helicóptero milaneses. El agua y la humedad sigue en la ciudad y
quizás esto te ayude a entender el frío y la niebla que se vive durante el
invierno.
Pues lo dicho, se están volviendo a recuperar algunos de los
principales canales de Milán, y estoy seguro que para cuando empiece la Expo,
la ciudad tendrá muchos más atractivos turísticos de los que tiene ahora (que
no son pocos). Incluyendo las reformas que se están realizando en el mismísimo
Duomo, una catedral imponente que se eleva en el centro de la ciudad y que es
el orgullo de los milaneses.
En la misma (que bien podría estar rehabilitándose con
motivo de la Expo o sencillamente porque es “lo que tocaba), podemos ver cómo
hay unas telas con los mismos dibujos que la zona que se está rehabilitando y
que a su vez han sido aprovechados (supuestamente por el ayuntamiento o por el
gestor de tan bella catedral) para conseguir un extra de financiación
permitiendo a una marca de moda poner un llamativo cartel publicitarios que –desde
lejos- te da la impresión de estar colgado de la mismísima catedral
Te encuentras en la calle más parecida a la calle Preciados
en Madrid y desde ahí, por encima de las cabezas de las miles de personas que
pasean y realizan sus compras, puedes observar como un cartel gigantesco “cuelga”
del mismísimo Duomo. Por suerte solo es un efecto óptico que contribuye a
financiar los gastos de rehabilitación. Buen movimiento. Resulta muy llamativo
desde lejos
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