Cada vez nos
basamos más en las opiniones
de los demás para tomar nuestras propias decisiones o hacernos opinión sobre
una empresa, un producto o un servicio. Siempre será mejor acudir a Internet en
busca de miles de valoraciones, que probar con tu amigo o con el vecino de
turno. Por pura estadística es preferible que la muestra sea lo más
representativa posible, y cuando hablamos de base de usuarios, nada como ir a
la red para tener una opinión fundada o para buscar información sobre empresas,
a todos los niveles que podáis imaginar.
Hoy en día la
competencia es muy dura, y hay muchas empresas que tratan de diferenciarse en
esas pequeñas cosas que realmente marcan la diferencia. No siempre es fácil
diferenciarnos en producto, servicio, precio, etc. A veces haciendo una
inversión en posicionamiento orgánico (SEO), podemos ser más visibles para
aquellos potenciales clientes en búsqueda de los productos o servicios que
ofrecemos.
Para aquellos
anclados en el siglo pasado, seguramente será equivalente a buscar una aguja en
un pajar, pero si hacemos nuestros deberes en “la parte de atrás”, en ese pajar
estamos metiendo una viga de hierro macizo, con lo que nuestra empresa será
mucho más visible antes los ojos de quienes estén haciendo esas búsquedas.
Hace poco lo
hablaba con un compañero de trabajo. Cada vez son más importantes los matices.
Pequeñas cosas que hacen grandes diferencias. Lo mejor es hacer las cosas bien.
Pero no algunas, sino todas ellas, porque cuanto mayor sea nuestra visibilidad,
más probabilidad tenemos para demostrarle a esos potenciales clientes que somos
la empresa que ellos están buscando. Recordad que es mucho más caro captar a un
cliente que fidelizarlo, así que lo único que tenemos que hacer es asegurarnos
que tenemos esa primera oportunidad, porque si lo que ofrecemos es lo que
esperan de nosotros, seguramente estemos en el primer paso para tener un
cliente satisfecho y fiel.
Pero si
simplemente esperamos a que las cosas ocurran, estamos dejando en manos de la
probabilidad el éxito y la supervivencia de nuestro negocio. Y no conozco a
nadie que se sienta cómodo con un porcentaje de aleatoriedad alto de llevar
comida a la mesa de su casa, o de tener que explicarle a los trabajadores de su
empresa el motivo por el cual se ve obligado a cerrar.
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