Está físicamente limitado a 24 horas al día. 1.440 minutos. 86.400 segundos
Muchos han intentado que sus días duren más de esas 24 horas, pero hasta ahora no se tiene noticia de nadie que lo haya conseguido (al menos nadie que lo haya demostrado empíricamente).
Aunque nuestros días tengan 24 horas, necesitamos un mínimo para dormir y recargar energía. Es una pena que sea una limitación fisiológica en los humanos, pero es así. Pongamos que podemos dormir un mínimo de 6 horas de forma continuada para poder estar a tope cada día (aunque en ocasiones dormimos mucho menos durante tiempo, creo que no es realista pensar que se puede vivir para siempre con 4 o 5 horas de sueño)
Pues bien, ni con 8, ni con 7 ni con 6 horas de sueño. Sencillamente me han robado el tiempo igual que a Joaquín Sabina le robaron el mes de Abril. La única diferencia es que mientras el cantoautor de Jaen no sabía quién había sido el culpable de dicho robo, yo tengo muy claro quién (o quienes) han sido los culpables del robo de mi tiempo. Aquí va la lista de acusados, si bien la acusasión es única:
El trabajo
Principal (único) culpable de mi falta de tiempo y energía. De mi acelerada calvicie y del cambio de color de mi pelo (de negro a gris en tiempo record). Incluso diría que acuso al trabajo de mis cambios de humor, yo que me vanaglorio de "ser una balsa de aceite"
Llego a la oficina antes de las 9 de la mañana y difícilmente me voy antes de las 20:30. Y durante el tiempo que estoy allí tampoco tengo tiempo para casi nada. Cuando vuelvo a casa estoy tan cansado que mi "resto del día" se limita a acostar a los niños con menos ilusión y más prisa de la que debería, para engullir algo como cena y tirarme en el sofá en modo "marmota"
Ni siquiera dedico al blog el tiempo que me gustaría, porque llego tan justo de energía que ni siquiera tengo tiempo de calidad para el blog (para perjuicio de mis lectores que habrán identificado una evidente falta de calidad y originalidad en los post que escribo)
El deporte
Aunque es cierto que el deporte me quita tiempo, me llena de energía y de buen humor. Es una constante en mi vida sin la que no podría vivir. He hecho mucho deporte desde que tengo uso de razón y ni siquiera lesiones graves como mi rotura de ligamentos o del tendón de aquiles han podido quitarme las ganas de hacer deporte.
Es cierto que hay deportes que ya no practico porque me quitan demasiado tiempo (el golf), pero estoy enganchado a correr entre otras cosas, porque me permite hacerlo en 45 minutos que tenga y mientras tanto o bien mantengo mi mente en blanco disfrutando de la música y del paisaje, o -en ocasiones- reflexiono sobre mi vida sin tiempo o sobre asuntos candentes que tengo en el trabajo
¿Quiénes son los mayores danmificados por mi falta de tiempo?
Sin duda mi familia y mis amigos. En segunda instancia, yo mismo.
Me explico
No le dedico el tiempo que debería a mi mujer y a mis hijos. Y los niños no volverán a tener 6 y 7 años. Crecen muy rápido y seguramente esté tirando a la basura momentos únicos que me estoy perdiendo conscientemente en aras de... ¿de qué? ¿de prestigio profesional? ¿de dinero? No tengo una respuesta, pero si fuera cualquiera de las dos anteriores yo sería un auténtico gilipollas
Es una especie de dinámica que no soy capaz de parar o siquiera de redirigir, pero siento que cada día que pasa me hago más pequeño y que todo lo que estoy dejando pasar a mi alrededor es más importante. Y lo siento especialmente durante el periodo de vacaciones. Ahí es donde me siento más yo. Juego con los niños, interactúo, leo, hago deporte, estoy con mis amigos, mi familia, mi mujer... vivo y exprimo el tiempo libre de las vacaciones como si fuera a disfrutarlas para siempre.
Pero no es así. Tres semanas después vuelve la rueda en la que -cual hamster- estoy metido. Vuelven los retos y me motivo para ello... asumiendo el coste en términos de tiempo y energía. Pero intento mejorar...lo curioso es que el propio tiempo de menos también me limita la cantidad de cosas que puedo hacer en el trabajo. También ahí me han robado tiempo... aunque he de decir que también ahí he identificado un culpable concreto, si bien no es este el momento ni el lugar para hablar de ello.
¿Tienes una receta mágica que compartir conmigo?
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