No me considero un escritor, aunque siempre he soñado con
escribir un libro, y creo que cuando disponga de tiempo (ojo que estoy poniendo
la tirita antes que la herida me lanzaré al mundo literario por saciar el
gusanillo y de paso poner un “tick” en una de esas cosas que uno se imagina
haciendo desde hace muchos años.
Tampoco creo que sea un emprendedor nato, pero desde los
últimos años de la carrera universitaria y durante los 9 meses que duró el MBA
que hice en el IE, he querido “montar algo”. Seguramente sin grandes
ambiciones. Lo que Nacho Vega y Bermejo llamaban allá por el año 1999 “montar
un chiringuito”. Un negociete puesto en marcha en base a una idea y con una
inversión asequible, con la que más que seguramente no vaya a hacerme
millonario, pero que encienda la mecha del emprendimiento en mi y –de paso- me
quiten de un plumazo los miedos que me impiden pensar en grande.
Tampoco creo que tenga los dotes necesarios para convertirme
en un profesor universitario o en un profesor de alguna escuela de negocio,
pero sin embargo he hecho mis pinitos con más o menos intensidad en la
K-School, en la EOI y en el IE y la verdad es que me siento a gusto dando
clases
¿Por qué escribo este post y te cuento estas cosas?
Porque creo que es muy loable tener nuevos retos (o
nuevos-viejos retos) que mantengan una luz encendida en tus neuronas.
Porque el trabajo no debería ser el único foco de nuestros
esfuerzos y el que acapara el mayor número de horas del día (que de hecho es
así). Hace tiempo leí que nos pasamos el 75% del tiempo que estamos despiertos
en el trabajo, y creo que ese dato (si fuera cierto) es patético, y deberíamos
dejar espacio no solo al plano personal (familia, mujer, amigos, hobbies, etc),
sino que deberíamos equilibrar la intensidad y el número de horas que dedicamos
para nuestra empresa y reservar un hueco para otros menesteres.
Es mucho más enriquecedor y seguramente los beneficios
reviertan también en tu actividad profesional principal, ya que (como siempre
en la vida), habrá nuevos aprendizajes que puedas aplicar en tu empresa o –por
qué no- en tu vida personal
Pero sobre todo creo que la ilusión y energía con la que se
afronta el hecho de hacer real una idea y convertirla en el centro de tu
atención, ha de ser emocionante. Ver como tu propio negocio nace y se
desarrolla, enfrentándote a todo tipo de retos y teniendo que poner 1000 ojos
en cada paso que das, porque solo así asegurarás su supervivencia y pondrás la
base de un potencial crecimiento
Mis retos para los próximos 5 años
Si me conoces un poco de la lectura de El blog delMarketing, te habrás dado cuenta de que soy un tipo realista. No soy un
fabricante de sueños que idealiza a todos y que se pone metas inalcanzables,
así que –con tu permiso- compartiré mis retos para el periodo 2017-2022:
1.- Retomar la actividad docente. En los últimos años he ido
matando el gusanillo con algunas clases sueltas, colaboraciones puntuales,
mesas redondas, etc, pero es el momento de dar un paso al frente
2.- Seguir con las neuronas en “modo emprendedor” y tratar
de ser un poco más ejecutivo y menos soñador. Buscar ideas y evaluarlas de
verdad, no haciendo dos números en una servilleta y haciendo que los cons ganen
a los pros de modo artificial. Evaluar cada idea que me venga a la cabeza (creo
que he tenido 4 o 5 buenas ideas en los últimos 15 años, pero ha llegado el
momento de tratarlas de forma diferente
3.- Entender algo mejor el mundo editorial y plantear
plasmar en un documento mis conocimientos, vivencias o simplemente inventarme
una historia que contar (a quién pueda interesarle). Aunque la competencia es
grande siempre me ha gustado inventarme cuentos y contárselos a mis hijos, así
que ese podría ser un comienzo modesto que me permita entender bien cómo
funciona el tema “libros” y de paso me permita cumplir un trozo de mi sueño
literario
¿Tu también te pones objetivos a 5 años o eres de los que
afrontan las cosas como John Rambo:
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