Parece mentira lo fácil que podemos viajar y dejarnos llevar por los sentidos si nos preparamos para ello.
Recuerdo que hace años preparaba los viajes con cierta obsesión. Era cuidadoso y trataba de recabar cuanta más información mejor para que todo fuera según lo previsto... pero todo eso ha ido cambiando con los años, y cada vez disfruto más de la experiencia vivir el destino sobre la marcha (si bien es cierto que la tecnología ayuda por la seguridad que te da tener toda la información en tu bolsillo)
Hoy he hecho un viaje de ida y vuelta a Manila. Así, como suena... pero en vez de hacerlo metido en un avión lo he hecho en el salón de mi casa gracias a la caja de cervezas "Manila" que me ha enviado San Miguel para poder probarlas, y experimentar en mi piel el sabor intenso de un proceso en el que se mezclan diferentes tipos de lúpulos y que hace de esta cerveza algo especial.
Lo primero que llama la atención es el color dorado tirando a rojizo de la cerveza, que anuncia más intensidad. Igualmente, la espuma tiene un tono amarillo trigo, dejando de lado la esperada -y en cierto modo aburrida- espuma blanca de otras cervezas.
El primer trago ya te pone en situación y descubres los aromas de Manila y esa intensidad y fuerza propia de una cerveza que se sale de lo común. Lo primero que vino a mi cabeza fueron las cervezas artesanas que he probado en varias ocasiones, pero después de la primera sensación te das cuenta de que está más depurada... más trabajada y que aún teniendo más sabor que la mayoría, la Manila entra sola.
Tengo claro que en la cena que tengo mañana con amigos les daré a probar esta original variedad creada por San Miguel, y también tengo claro que a la mayoría les gustará darse una vuelta conmigo por Manila para experimentar la cerveza aromática y con el toque justo de amargor que hoy ocupa la primera línea de mi nevera.
Te recomiendo sin duda que le des una oportunidad a vivir la "experiencia Manila" de San Miguel. No te arrepentirás.
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