Ya cuelgan las luces navideñas en las calles, los puestos de la Plaza de
las Monjas ya están montados, el ambiente toma otra forma... Y en las casas,
empiezan a llegar los primeros polvorones, los primeros mantecados, algún
turrón que otro (en mi casa ya ha caído hasta un roscón de reyes). En los
grupos de WhatsApp ya se habla de cenas de Navidad... Como dice un meme que
anda circulando por las redes, ya se ha inaugurado la temporada "Pórtate
bien que los Reyes Magos te están viendo". Ya hay algún catálogo que otro
de juguetes rodando por la casa y ya se baraja la posibilidad de que uno de los
"juguetes" sea una mascota.
Seré breve: una mascota no es un juguete,
es una responsabilidad que necesita dinero, tiempo
y espacio, y según la especie/raza necesitará más o menos dinero, más o menos
tiempo o más o menos espacio. Si es muy fácil. ¿Qué es lo que no entienden?
Bueno, quien quiera entender, no olvidemos a esas personas que tienen la
sensibilidad en el culo.
Una mascota no es algo que se compra por
capricho, para que sus hijos jueguen (para que sus hijos jueguen, cómprele un
juguete), no es un premio por buenas notas... Incluir una mascota en nuestras
vidas requiere pensar qué tenemos, qué queremos y qué podemos. Por ejemplo, a
mí me encantaría tener una pareja de rottweilers (una
de las mejores razas de perro que he tenido, y he tenido muuuuchas razas de
perros); pero, aunque los factores espacio/tiempo no sean un inconveniente, tengo dos bestias felinas disfrazadas de gatitos que
los harían trizas. Aporto documento gráfico:
No, no se dejen llevar por la ternura que pueda aportar la imagen; cada día
tengo más claro que son dos bestias disfrazadas de gatitos; así que la opción
"Rottweiler" está descartada.
Piénsenlo: ¿Pueden? ¿Realmente quieren? No son un juguete, aunque algunos
parezcan verdaderos peluches.
Y ahora, voy a aprovechar para rescatar un post sobre abandono animal que he
encontrado por aquí y que yo comenté en su día, antes de formar parte de este
blog: Espectacular campaña contra el abandono animal. Merece la pena verlo.
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