Como quién tiene un perro o un gato, pero con malas formas y un interés desorbitado por llamar la atención, el Troll dentro de Internet es algo así como ese amigo toca-huevos que siempre está buscando generar disputa, o esa suegra que critica todo lo que haces. Pero reconozcamos el valor de los Troll. Generan conversación y son "dinamizadores" de redes sociales.
Que nadie piense que los Trolls en Internet son seres mitológicos que viven en sótanos, rodeados de cables y widgets de lo más variopintos. No tienen ni siquiera tres pantallas. Puede ser tu vecino; ese que te encuentras por las mañanas en el ascensor y que tiene pinta de no haber roto un plato en su vida, o puede ser esa vecina que tiene ese perro-patada tan molesto que intenta morderte los cordones cuando te paras a hablar con ella.
Un Troll es una persona normal. Como tu y como yo... pero con ganas de opinar y de generar discusión, por absurda que parezca. Aunque te parezca imposible, y basándose en su comportamiento, podemos distinguir los siguientes tipos de Troll:
- El principiante: Normalmente se esconde bajo un usuario anónimo (ningún troll que se precie renunciaría a un poco de notoriedad). Suele ser gente que tiene espíritu de convertirse en un troll profesional, pero que está dando sus primeros pinitos como Troll. Una especie de adolescente del arte de molestar en redes sociales. Sus comentarios no son respondidos y tras varios intentos terminará renunciando a molestarte y posiblemente no volverás a verle nunca más.
- El provocador: ¿Conoces esa sensación cuando sales por la noche y tienes al típico chaval con ganas de buscarte las cosquillas y te provoca metiéndote el codo o dándote empujoncitos constantemente? Pues en Internet, esa figura corresponde al Troll provocador. Te deja piedrecitas en modo de comentario aparentemente sutil para provocar tu respuesta y así sentirse ganador (pues has picado). Son como un helado en verano. Si no les prestas atención, terminan derritiéndose y seguramente, tras varios intentos frustrados, terminarán buscando otra presa.
- El sabelotodo: Este es uno de mis favoritos. Opina en todos y cada uno de los post de tu blog, o en cada publicación que hagas en Facebook o Twitter (les encanta esta última red social, por la inmediatez de sus comentarios y el eco de los mismos). Sin descanso, es como un martillo pilón. Comenta y viraliza tu contenido bajo la crítica constante. Es una especie de cuñado listillo en una cena de Navidad. Con media botella de vino en el cuerpo y preparado para saltar a cada uno de tus comentarios, con puntualizaciones más certeras que las tuyas, y cargado de razón en todos y cada uno de sus argumentos. Se agarran a ti como garrapatas, así que mejor será que tengas paciencia.
- El agresivo: Mucho cuidado con este tipo de Troll, porque no tienen educación ni límites, y pueden hacer que tus (muchos o pocos) lectores acaben hartos de sus intervenciones y acaben abandonándote. Mienten e insultan sin importarles las consecuencias, así que este es uno de los Trolls que has de saber obviar. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio y con este tipo de Trolls no hay mejor estrategia para combatirlos que pasar de ellos hasta que no vuelvan a visitarte... aunque no hay garantía de que se aburran de insultarte a ti y a tus seguidores.
Seguro que existen otros tipos de Troll, pero creo que estos son los más comunes.
Ahora que los hemos descrito brevemente, quiero confesaros que yo también tuve un Troll, pero por algún motivo no supe tratarle adecuadamente y ahora me ha dejado. Se llamaba Mauricio y le encantaba desmontar todos mis post con un tono ácido y un arsenal de argumentos para criticar mis respuestas que parecía no tener fin.
Mauricio, si todavía lees El blog del Marketing, te invito a participar. A criticarme. A viralizar mi contenido con tu sapiencia infinita y tus sutiles comentarios. Te echo de menos Mauricio. Un Troll con nombre de abuelo no puede haber ido muy lejos ¿Sabéis cómo puedo encontrarle de nuevo?
Si finalmente mi búsqueda no obtiene los resultados esperados, me gustaría encontrar un Troll, o incluso un grupo de Trolls que comenten con saña cada post, cada publicación de Twitter, y me conviertan en una mejor persona. A lo mejor si compartís este post en Menéame, su mafia trollera acaba encontrando en este blog un objetivo para divertirse en estos días de verano. Pero ten cuidado, son peligrosos y podrían poner sus ojos sobre ti.
Porque los Trolls consiguen que te esfuerces más, que seas más exigente con tus comentarios, más fiable en la búsqueda de tus fuentes.
Los Trolls han muerto. Larga vida a los Trolls
4 comentarios:
No me termina de convencer eso de los troles pero muy buena tu explicación
Tienen sus cosas buenas.
Entre ellas que te animan mucho la sección de comentarios del blog, ya que con su afán protagonista critican cada post, párrafo o palabra.
Les echo de menos
¿Dónde estás, Mauricio Vidal?
A mí me gusta observarlos porque algunos de ellos son incombustibles. Ojalá yo tuviera un poco más de esa constancia de necesidad de notoriedad
Conoces alguno?
Puedes invitarle a darse una vuelta por El blog del Marketing?
Sería un honor tener un nuevo troll
;)
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