#RealMagic. A solo una Coca-Cola de distancia

Creo que está fuera de duda la importancia que está teniendo el fenómeno del Gaming en los adolescentes (y no tan adolescentes) desde hace varios años.

Primero fueron los Youtubers quienes se ganaron el corazón de los chavales (y de paso unos millones en el banco). Si no les conocéis os presentaré a alguno de ellos:

• El Rubius, con más de 40 millones de suscriptores a su canal de Youtube, 
• Vegeta777, con más de 32 millones y esa voz estridente que tantas veces he escuchado en casa a través de los dispositivos de mi hijo Jaime y que reconozco que me pone un poquito nervioso.
• Auron Play, que me gusta bastante más porque al menos dice alguna cosa con sentido... y parece tener dos dedos de frente.

Hay muchos más, y la lista es bastante dinámica, porque constantemente aparece gente que con más o menos suerte consiguen muchos seguidores y, consecuentemente marcas que apuestan por ellos para colocar sus productos y servicios ante un público cada vez más entregado a su opinión.

Los Youtubers se estaban haciendo de oro, pero competían por el espacio con todos los vídeos de Youtube que poco o nada tienen que ver con los videojuegos, y finalmente encontraron su espacio en Twitch, que precisamente es un canal de jugadores para jugadores. Millones de aficionados a los videojuegos (en ordenador, Playstation, Xbox, Nintendo o incluso juegos en plataformas de móviles como Android o IOS) comparten sus partidas y las comentan entre si en chats en directo.

Incluso alguno de ellos, como Ibai Llanos, ha coqueteado con el intrusismo profesional (en palabras de algunos periodistas deportivos) cuando consiguió la primera entrevista que se le realizó a Leo Messi después de su polémica salida del FC Barcelona y su fichaje por el PSG francés. Reputados periodistas como Juanma Castaño realizaron duras declaraciones por sentirse fuera de un terreno que creen que les pertenece. Pero el mundo está cambiando Juanma. Y si no, que se lo pregunten a Piqué, al Kun Aguero o a muchos otros futbolistas, que están sacándole mucho rédito a su fama como futbolistas con sus propios canales de Twitch o colaboraciones con famosos gammers como el propio Ibai.

Y es que nadie le hace feos a la posibilidad de ganar un dinero extra. El propio Ibai Llanos desveló recientemente (por error) que había ganado más de 100.000 dólares el último mes, y no hace mucho tiempo El Rubius declaró que cambiaba su residencia a Andorra para proteger sus más de 4 millones de euros de patrimonio y pagar menos impuestos.

Pero no he venido a hablar de las tendencias de influencers, sino de cómo las marcas aprovechan el tirón innegable de los videojuegos para acercarse más a sus clientes (existentes o potenciales). Es el caso de Coca-Cola, que recientemente ha hecho público su último spot publicitario en el que parece haber un campeonato de algún videojuego que desconozco y la simbiosis entre jugador y personaje refleja la cercanía entre la realidad y la ficción... a una Coca-Cola de distancia.

Este acercamiento de Coca-Cola a su segmento de público más joven demuestra, en mi opinión, dos cosas:

1.- Que le están prestando atención a sus clientes del futuro. Ya hemos hablado alguna vez del momento en el que las marcas segmentan sus impactos publicitarios según el público al que van dirigido sus anuncios e inversiones de marketing.

2.- Que cualquier relación comercial tiene dos o más ejes para llegar a quién está en el otro lado. Y que igual que cuando buscas trabajo tienes que entender qué buscan o qué quieren de ti, cuando tienes un producto y un público al que impactar, has de pensar cómo posicionarte en su mente y la manera de causar impacto en ese MoT (Moment of Thruth o momento de la verdad) tan definitivo sobre todo si tenemos en cuenta que el público más joven huye despavorido de algo tan improductivo para ellos como son los anuncions en televisión.

Desde El blog del Marketing, mi enhorabuena a Coca-Cola por la producción e idea de este anuncio publicitario en el que demuestran que están muy cerca de sus consumidores. Quizás tan cerca como a una Coca-Cola de distancia.