Lo de Rafa Nadal parece ser de propio de un extraterrestre. Lo que ha hecho esta vez, ganando su Grand Slam número 21 al vencer al ruso Medvedev en la final del Open de Australia no es normal. No lo es sobre todo si tenemos en cuenta los condicionantes de Nadal, que ha jugado con el escafoides roto (por deformación), después de 4 meses sin entrenar y recuperándose de su lesión, y con dudas 3 días antes de coger el avión hacia Melbourne sobre si podría participar o no.
Y aunque empezó el torneo jugando regular, su tenis y sobre todo su confianza ha ido incrementándose durante el campeonato. Campeonato que no estuvo exento de sufrimiento, ya que en su partido de cuartos de final sufrió una deshidratación tremenda, con ganas de vomitar y una pérdida de peso de 4kg durante dicho partido.
En la final, la épica ha sido todavía mayor, porque Nadal entró en el partido sin sentir la bola, sin golpes definitivos, con un bajísimo porcentaje de primeros servicios y (algo inaudito) muchísimos errores no forzados. Viendo el partido en directo, pocos hubieran apostado por Nadal. Y efectivamente el partido se puso 2-0 para el ruso. Nadal nunca había remontado un partido a cinco sets habiendo perdido los dos primeros. Pero peor era el dato de Medvedev, que nunca había perdido ningún partido que hubiera empezado 2-0.
Pero no. Hoy Rafa ha dado una lección de fortaleza mental, de esfuerzo, de inteligencia y de resistencia como no había visto nunca en la historia del deporte. El partido de hoy es especial porque Rafa se ha convertido en el único tenista de la historia en alcanzar los 21 títulos de Grand Slam, separándose de sus rivales del "Big 3", Roger Federer y Novak Djokovic, que se quedan temporalmente con 20 victorias.
Y por supuesto, Nike, uno de sus principales patrocinadores, le ha querido reconocer la victoria con un curioso spot en el que le reconoce su ventaja sobre los demás.
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