A veces no somos conscientes de las cosas hasta que otros nos abren los ojos. O hasta que nos afectan en primera persona.
Un blog de Marketing, publicidad, redes sociales y casi cualquier cosa que ronda mi cabeza.
Páginas
29 junio 2022
Bullying a un niño vs Bullying a un Whopper
A veces no somos conscientes de las cosas hasta que otros nos abren los ojos. O hasta que nos afectan en primera persona.
28 junio 2022
Campaña DGT 2022 (Amaia y Eduard Fernández)
Otro verano más llega la campaña de la DGT para tratar de concienciar o alertar de los riesgos al volante, esta vez con dos protagonistas famosos.
La cantante Amaia y el actor Eduard Fernández protagonizan una campaña de esas que consiguen su objetivo. Llamar la atención por lo agresivas que son sus imágenes. Desgarradoras y realistas.
Si funciona o no cada año, lo desconozco (y tampoco creo que haya una relación directa entre lo violento de las imágenes y el número de accidentes), pero al menos consigue una notoriedad en prensa y blogs
17 junio 2022
#Creatividad y Arquitectura se dan la mano
16 junio 2022
#Creatividad. ¿Cómo sería la oficina de algunas grandes marcas?
Este es uno de esos tantos post publicados en El blog del Marketing donde el texto no es importante.
No digo que normalmente lo sea (aunque quizás debería). Pero desde luego en este tipo de entrada, donde la creatividad manda sobre cualquier cosa, siento que independientemente de lo que escriba, el texto no hace sino dilatar el deleite creativo que podéis sentir viendo estas imágenes.
Yo me imagino el briefing con la agencia de cualquiera de las marcas que veréis a continuación. "Queremos abrir una flagship. Una tienda que nos identifique y que nos diferencie de nuestros competidores. Algo por lo que ser recordados".
Y entonces... ¡magia!
15 junio 2022
#Encuesta ¿Hay que poner tilde en las mayúsculas?
14 junio 2022
¿Estás pensando en darle un giro a tu vida?
Me ha encantado el spot de Aguila que da el pistoletazo de salida al verano de 2022. Siempre hablamos en El blog del Marketing sobre la apertura oficial del periodo estival. Y últimamente, las cervezas están quedándose con ese privilegio.
Pero este año, además de la cerveza sin filtrar, Águila ha hecho un spot muy chulo especialmente pensado para aquellos que no se conforman. Para aquellos que estén pensando en darle un giro a su vida.
¿Estás entre ellos?
04 junio 2022
El esfuerzo no es negociable
Pero no vayáis a pensar que soy un ejemplo de esfuerzo y superación. O mejor dicho, no lo soy en todo lo que hago, porque lo cierto es que hay cosas para las que no contemplo otro camino que el del esfuerzo, el sacrificio... Hasta la extenuación. Hasta no tener un gramo de fuerza.
Por poner un ejemplo, me pasa con el deporte. No sé hacer deporte a medio gas. Nunca he podido. Cuando competía en natación llegaba acalambrado porque me dejaba el alma en la piscina. Recuerdo también perfectamente las pretemporadas de baloncesto, en las que cruzaba el umbral de casa de mis padres y me dejaba caer sobre la alfombra empapado en sudor e incapaz de mover un músculo. Cuando andábamos en bici igual, en las caminatas interminables por Picos de Europa y en muchas otras cosas.
Para lo que me gusta, no tengo límites. Aprieto los dientes y no sólo me esfuerzo. Necesito superarme. Sentir que mejoro. Sea cuál sea mi progresión y sea cual fuera el límite al que conseguí llegar mi objetivo era mejorar, y la tenacidad y el esfuerzo el camino para lograrlo. Huelga decir que hay una mezcla entre actitudes y aptitudes, pero asumiendo que las aptitudes más o menos están ahí, la diferencia (salvo en el profesionalismo, aunque diría que también) está en la actitud para afrontar las cosas. Para aprender de los momentos buenos y de los malos. Para mirar siempre hacia delante e intentar mejorar.
Y esto ocurre en todos los aspectos de la vida que podáis imaginaros. Quiero ser mejor amigo, mejor padre, mejor marido, mejor trabajador, mejor hijo… es mi forma de ser, y no sé por qué soy así, ni cuáles fueron las piezas de mis experiencias vividas u observadas que hicieron que el puzzle encajase de esta forma. Imagino que mis padres tuvieron un impacto significativo a la hora de modelar ese trozo de barro. También mis profesores, entrenadores, amigos, novias, compañeros… todo suma.
Pero no todo es tan bonito como parece, y reconozco que no siempre tengo esa actitud, y a veces me dejo llevar por la “pereza” mirando hacia otro lado. ¿Por qué lo hago? Pues porque a veces hay cosas que duelen e igual que soy un especialista en ver siempre el vaso medio lleno, lo soy de escapar de lo que duele. De mirar hacia delante y esquivar el golpe. Como si eso lo hiciera desaparecer. Como si no existiera. Me escondo. Meto la cabeza debajo de la tierra como si fuera un avestruz y no afronto las cosas con las que no me siento cómodo. Aquellas que no me gustan.
Y es curioso, porque hasta hace poco ni siquiera era plenamente consciente de esta actitud, y hoy puedo decir que no me siento orgulloso de ella. Poner las manos en mi cara para taparme los ojos durante unos segundos, no hará que el problema desaparezca. Imagino que es lo malo de ser adulto. Toca afrontar las cosas y no hacer como si no estuvieran. Aparentemente deja de existir a mis ojos… pero salvo que haya algún mago en la sala, lo normal es que esa situación no se volatilice… en algún momento aparecerá y entonces, no será un detalle menor, sino un “merdé” en toda regla.
Dejadme que os ponga un ejemplo (de los muchos que podría poneros). En el trabajo soy como en la vida misma. Todos mis compañeros desde que empecé a trabajar podrán confirmar que en el trabajo soy igual que en mi vida. Soy lo que soy. El mismo. Quizás no sea lo más “formal”, pero opino que ser natural y auténtico es algo bonito, y me comporto en todos los sitios tal y como soy. Al que le guste bien. Y al que no, también.
Pues os estaba diciendo que a lo mejor un día ocurre algo en el trabajo que me roza y me deja una marca en mi espalda. Pero mi capacidad para esquivar las balas hace que enseguida me coloque la camisa, vuelva a erguirme y mire hacia delante con cara de “aquí no ha pasado nada”. Pero seguramente al tiempo ocurra otra cosa que no me guste, o una situación que no es la que me esperaba y de pronto, siento como si un látigo me hubiera golpeado de nuevo. Apenas me ha rozado. Pero escuece y deja marca. Pero no pasa nada, vuelvo a colocarme y a mirar hacia delante.
Y de pronto, un día me doy cuenta de que voy por la mañana al trabajo y me siento un hombre gris, cuando no lo soy (recordad que he dicho unas líneas arriba que soy un tipo optimista, alegre, natural…) Y ese día no lo veo. No sé qué es lo que me hace estar desmotivado. Qué me hace estar triste. Qué me hace pensar en cambiar de trabajo. ¿No lo sé? Lo sé y no lo sé. Porque no resolver esos asuntos en su momento, han dejado unas marcas que sorprendentemente han ido creciendo… y donde había un arañazo, o un latigazo, hay un surco del que es imposible salir.
Así que, mi pequeño aprendizaje de hoy es que está fenomenal esforzarse y tener ganas de ser un 10 en todo, pero si algo lo estás dejando pasar porque duele, entonces no serás un 10. Enterrar las cosas no hace que desaparezcan, porque donde enterraste ese trocito de hueso, termina creciendo un árbol. Un árbol negro que acabará atrapándote con su sombra en los días de sol.
Por cierto, como "bonus track" os dejo esta canción que siempre ha sido una de mis favoritas. ¿Adivináis de qué habla?