Acaba de saltar la bomba de que Piqué (jugador insignia del FC Barcelona y de la selección española), deja el fútbol este mismo domingo.
Obviamente la decisión habrá sido más o menos meditada, porque ha tenido tiempo de hacer un vídeo que se ha encargado de compartir con los aficionados de su club, pero personalmente la noticia me ha llamado la atención.
A nivel deportivo, me parece una rendición. Y en mi decálogo de vida, rendirse jamás es una opción. No entra dentro de lo que aprendí de los valores del deporte (ni de la vida en general), así que me parece una reacción infantil en un momento en el que su carrera profesional se ha puesto cuesta arriba. Deportivamente no lo comparto, y tampoco lo entiendo. Tienes un contrato y unos retos. A pesar de que el dinero te de igual (porque te sobra) y los retos los hayas cumplido... el deporte y la vida son retos constantes, y es una pasada siquiera pelearlos. Se ganen o no.
A nivel personal puedo entender que esté pasando por un mal momento, o que quizás haya algún por qué que no sepamos. Pero lo equiparo a una mala noticia que te dan, por ejemplo en el ámbito de la salud. Y tiras la toalla. Te rindes. No hablo de que lo esté pasando mal desde hace años, que lleve una vida deportiva (o personal) lastimera. Hablo de que da la sensación de que se está rindiendo a la primera que el camino se pone más empinado de lo que tenía previsto.
El ejemplo de una maratón, en la que no contabas con esa zona de cuestas que te saca de punto, y tienes que pelear contra tu cabeza para no rendirte durante toda la carrera. Y ojo, yo me "bajé" de una media maratón (en Santoña, concretamente) porque no me iban las piernas ni el corazón. Pero lo hice en el km 17 y porque literalmente no podía ni moverme. Estuve más de 10km pegándome conmigo mismo. No puedes parar, sigue apretando. Baja el ritmo. Controla las pulsaciones... Y me rendí. Y acabo de decir que no concibo rendirme, pero me asustaron mis pulsaciones y las sensaciones que tenía eran malísimas (y morirme no estaba ni está dentro de mis planes).
Pero Piqué apenas ha empezado la media maratón, y ya se ha parado en la mesa del primer bar que ha visto abierto para tomarse una caña viendo a sus compañeros pasar... y no creo que sea el ejemplo que un capitán de un gran club deba dar.
Supongo que habrá más cosas. Su separación de Sharkira (que no parece que vaya a ser amistosa precisamente), sus acusaciones de tráfico de influencia con el mafioso Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol o su nueva novia y las críticas de la prensa rosa. Pero sea lo que fuere, hay formas de hacer las cosas. Con las cartas boca arriba. Luchando hasta no poder más.
¿Coincides conmigo?
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